-Abuelito, ¿cómo apareció este mundo? El anciano, quizás para ordenar los datos de su memoria, se rasca la cabeza con la mano izquierda, mientras que con la derecha se acaricia de arriba hacia abajo las escasas fibras largas y blancas que le cuelgan del mentón hasta el pecho, se parece a la caída de las aguas de la catarata de Chiuyac Paccha. -El Creador del Mundo, Pachacámac, lo hizo
todo. El sacó de la nada todo lo que existe, lo visible e invisible.
Su segunda obra fue la Madre Luna, doncella de
belleza suave y pálida, de miradas y pensamientos misteriosos. Era
tan huraña que no se atrevía a mirar de frente al refulgente
joven. Pero, apenas dándole la espalda se llenaba de emoción
y pasión
Su cuarto trabajo consistió en crear a nuestra Patsa Mama (Madre Tierra). Después de proveerse de todos los materiales necesarios, cual un alfarero enamorado de su obra, la comenzó a redondear con paciencia y destreza. Ella, feliz, se revolcaba sobre las rodillas desnudas de su autor. Todos los nevados, montañas, lagos, caos y mares fueron colocados en sus sitios convenientes porque cada cosa debe tener su sitio. Terminada la obra, la echó a rodar en el inmenso vacío para que ella continuara su existencia; pero con la mirada prendida en ella para siempre. Pronto aparecieron seres con vida en las aguas, en la tierra y en el aire. El color y la música comenzaron a manifestarse en el mundo de abajo. El Creador respiró contento de sus obras. |