“Abayubá”, una temprana “novela histórica” indianista del Río de la Plata

(Primera parte)

Leonardo Rossiello

Introducción

En 1873 se publicó en Montevideo “Abayubá“. Novela histórica1, del escritor argentino- uruguayo Florencio Escardó. Se trata de un texto olvidado, pero que, en nuestra opinión, marca un hito fundamental en la literatura y en la historia de las ideas en el Río de la Plata.

El objetivo de este artículo es, en primer término, rescatarlo del olvido, reivindicar su significación y subrayar su sentido. En segundo lugar, nos proponemos analizar algunos de los aspectos claves de Abayubá, en particular los referidos a su macroestructura “dramática”, para finalmente arribar a unas conclusiones.

Creemos que este relato de Escardó es, en el Río de la Plata, la primera obra en prosa de ficción en la que se desarrolla una intriga desde una perspectiva indígena, entendiendo por ello un desarrollo de la diégesis tal que da prioridad absoluta y centra la atención en los dramatis persona o personajes indígenas y sus conflictos. En esta obra se asume, además, la defensa explícita del indígena autóctono. Se “toma partido” por él, se inicia el reconocimiento y la exaltación de una etnia aborígen, en este caso, de los “indios” Charrúas. En el momento de la publicación del libro hacía cuatro décadas que esa nación2 había sido exterminada.

La importancia de Abayubá radica en que, a diferencia de otras novelas llamadas indianistas no se trata meramente de una historia de amor puesta en un marco idílico y estetizante, con unos personajes “indios”. La ficción, que se pretende fielmente histórica, presenta un discurso cuyo código ideológico es contrario a la concepción dominante del indígena como un ser bárbaro y que merece el exterminio. La ideología subyacente puede apreciarse en los siguientes ejemplos.

En un diálogo, Tupaayquá narra a Abayubá la historia de Lirompeya (sic), una india violada por el conquistador Caraballo (episodio narrado originalmente por Martín del Barco Centenera en su poema-crónica Argentina y Conquista del Río de la Plata...). El narrador pone en boca del protagonista la siguiente réplica:

[–]Conozco esa historia; hé aquí lo que nos trae el estrangero, sangre, ruina, desgracia. [¡]Oh! malditas virtudes las que nos quiere enseñar asolando nuestro país, talando nuestros campos, robando nuestras mujeres, asesinándonos desde lejos con sus armas de explosion. (Abayubá, p. 6).

El autor muestra acá una conciencia de la relatividad (o mejor: de la injusticia) que conlleva la noción blanca de patria: con una perspectiva histórica, “el estrangero” son los conquistadores. En un capítulo reservado a una digresión erudita, se afirma lo siguiente:

El dictado de salvajes y bárbaros, perros infieles etc, conque algunos historiadores los han clasificado, es injusto si se mira con raciocinio, pues muchos han lanzado el epíteto sin conocer sus costumbres. [...] [en cambio, en] la defensa de la pátria indíjena el heroismo de sus hijos no ha alcanzado ese título [grabar en letras de oro en la historia el nombre de los héroes]; cuantos mas héroes y patriotas fueron, mas bárbaros y salvajes lo juzgó el mundo! (Op. cit., p. 14)

Florencio Escardó se coloca, con estas posturas, en las antípodas del pensamiento dominante hasta el momento. Supera la dicotomía sarmentina de “Civilización vs. Barbarie” al invertir la posición de los actores que encarnan cada polo. La civilización deja de estar en lo blanco/urbano y pasa a encarnarse en lo indígena/rural; la barbarie será la del conquistador blanco, la de sus ciudades. Creemos, por ese motivo, que Escardó puede considerarse como un importante revisionista, tal vez el primero, de la historiografía (y, puede agregarse, de la literatura) anti-indigenista en Uruguay. Acaso sin proponérselo plantea, desde su Abayubá, una profunda reflexión en torno al tema, y también una polémica3 que dura hasta nuestros días

El autor

Es poco lo que se sabe de Florencio Escardó. Una calle de Montevideo lleva su nombre, pero como creador está excluido de la historiografía literaria del Río de la Plata. Sabemos que nació en Argentina en 1841 y se trasladó a la otra margen del Plata cuando tenía dieciséis años. En Montevideo se casó y tuvo por lo menos un hijo, al que llamó como él y a quien dedicó Abayubá 4 Nuestro escritor fundó barrios de Montevideo y colaboró en periódicos montevideanos. Fue autor de obras estadísticas y de por lo menos dos obras teatrales, dato que conviene retener5 Murió en Uruguay en 1898. Por la circunstancia de haber nacido en Argentina y llevado adelante su obra en la otra margen del río, puede decirse de él que es un autor “rioplatense”, más que argentino o uruguayo.

Indianismo e indigenismo

Corresponde hacer dos precisiones referidas al título de este trabajo. La primera atañe al referente; la segunda se relaciona con la cuestión genérica.

Ambos términos –indianista e indigenista– designan textos (normalmente de ficción) de referente indígena. Los conceptos de indio-espectáculo o indio-problema sintetizan adecuadamente la oposición respectiva indianista-indigenista. Sin negar la validez de tal conceptualización, nos parece importante señalar que también hay una diferencia radical en la intencionalidad. Un deslinde, necesariamente esquemático y provisorio, homologaría el binomio indianista/indigenista a las categorías respectivas demostración/mostración.

En las novelas indianistas, el referente indígena se presenta más como medio que como fin, y el discurso en su conjunto suele mostrar una intención fundamentalmente ensayística, demostrativa, que tiene incidencia en lo formal, mediante la utilización de digresiones a cargo del narrador. Por el contrario, en las novelas indigenistas, la intención básica es, sencillamente, narrar, mostrar un mundo ficticio construido en torno al referente indígena. Suele encontrarse en las últimas tal actitud en el tratamiento de la materia narrativa que permite la empatía, la identificación del lector con el destino de los personajes. En ella la verdad, o la denuncia, emerge directamente de los hechos narrados más que de lo formal- digresivo.

Como ha señalado Leguizamón (1978:163 s.), entre otros, en la novela indianista solemos encontrarnos con el elemento indígena presentado en términos de telón de fondo o decoración pintoresca; a veces como sujeto digno de la piedad del lector blanco. La novela indigenista, más cercana a nosotros en el tiempo6 parte de la realidad del indígena ante todo como ser humano y como componente imprescindible de un pueblo.

La historia de la literatura hispanoamericana muestra que los textos de referente indígena fueron escritos desde los primeros momentos de la Conquista. Recordemos, en ese sentido, el carácter fundacional atribuido a la obra del padre de Bartolomé de Las Casas, en particular Historia de las Indias y Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Desde entonces muchas obras novelescas han sido escritas en Hispanoamérica con temática indígena. Algunas, menos conocidas, como El Cautiverio feliz o Razón individual de las dilatadas guerras en Chile7 datan incluso del siglo XVII. Tal vez convendría revisar (o matizar) la creencia que asigna a Francia, a Chateaubriand y a su Atala el haber iniciado la tradición de la novela indianista. De acuerdo con el concepto con que trabajamos, puede afirmarse que la literatura indianista se prolonga grosso modo hasta las primeras décadas del siglo XX. Una visión de conjunto de la novela indianista hispanoamericana hasta fines del XIX puede encontrarse en Meléndez (1934 y 1961).

Desde la Independencia en adelante se produce una masa de textos cuya acumulación en las primeras décadas del XX es tal, que puede hablarse de la definitiva existencia de literaturas nacionales en todos los países americanos. La literatura, considerada en términos generales, deja de asumir la tarea de propaganda política e ideológica, deja de proponerse como ante todo formativa, informativa, demostrativa. La creación literaria madura y la narrativa deviene creación de universos imaginarios con una mayor autonomía, aunque por cierto sin por ello cesar de denunciar y criticar la realidad de la que pasan a formar parte.

En esta perspectiva que acabamos de trazar, el texto de Florencio Escardó puede considerarse una narrativa de transición. Se inscribe en la tradición indianista, tanto por la época como por el modo de describir y caracterizar a los personajes, e incluso por la utilización de digresiones. Al mismo tiempo, por presentar personajes con conciencia, problematizados, y por comportar una crítica de los actores blancos –los conquistadores– se constituye en precursor, en un paso importante hacia la novela indigenista.

(Fin de la primera parte).