Wolf Lustig
(Mainz/Alemania)
Ñande
reko y modernidad: Hacia una nueva poesía en guaraní
I - La poesía en guaraní
en su contexto histórico-cultural
La
poesía en lengua guaraní [...] no presenta, en
conjunto, nada original ni vigoroso y ha descendido hoy, en gran
parte, a un nivel de chabacanería y lugar común
definitivamente insuperables.
La poesía
vernácula repite los leit-motiv conocidos: lo sentimental
amoroso, lo idílico, y ocasionalmente la evocación de
episodios patrióticos.
Ni siquiera puede
afirmarse que exista creación literaria en guaraní,
porque las pocas excepciones son solamente tales.
Éstos son algunos
juicios significativos con los cuales, en los años 60 y 70,
críticos establecidos como Francisco Pérez Maricévich
y Josefina Pla describieron la literatura paraguaya de expresión
guaraní. Y ni siquiera se puede afirmar que sus juicios sean
equivocados o malintencionados, porque el panorama que ofrecía
la lírica escrita en guaraní a ese momento con
algunas excepciones que los autores citados también reconocen
en muchos sentidos y por múltiples razones se
encontraba fuera de lo que comúnmente se reconoce como
literatura.
Lo
más valioso de la expresión artística en lengua
guaraní casos, canciones, proverbios no
había entrado en el universo de las palabras escritas y de la
cultura libresca, sino que permanecía confinado al mundo de la
tradición popular y folklórica. Es bien sabido que las
pautas que rigen en el contexto de la oratura no tienen nada
que ver con los cánones estéticos de la literatura
culta y lo que menos anhelan es la originalidad en cuanto búsqueda
de nuevas formas y géneros o la poesía como forma de
expresión estética individualizada. De este modo
quedaba bien asentada una especie de apartheid que separaba la
exangüe poesía culta en guaraní de la oratura
popular que habría podido ser su natural suelo nutritivo, y
aún más allá subsistía a duras penas lo
que habría que llamar oratura guaraní, el arte
de la palabra cultivado por los guaraníes originarios del
Paraguay.
No obstante, los mismos
críticos que en el mejor de los casos sólo constatan la
ausencia de la palabra poética en guaraní si no
le niegan del todo la capacidad de ascender al rango de lengua
literaria y de modernizarse reconocen generalmente
que
el
idioma vernáculo en todos sus usos está tan
consubstanciado con el modo de ser, de pensar, de vivir, de gran
parte de la población paraguaya, que su supresión, si
posible, podría causar una suerte de amputación de su
personalidad [...]
De esta forma se concretiza
una de las grandes paradojas de la paraguayidad: la esencia de la
cultura nacional, lo que en guaraní se designa muchas veces
por ñande reko (nuestra común manera de
ser) no tiene o no tenía a esa altura una
voz propia en el quehacer literario del país, a pesar de la
alta estima de que gozaba el idioma guaraní como símbolo
nacional a través de todas las clases sociales.
Los
poetas de mayor renombre como por ejemplo Elvio Romero, Herib Campos
Cervera o Roa Bastos a pesar de bilingües
abrazaron casi exclusivamente el castellano como lengua literaria,
una decisión que en parte se debería a un afán
de no parecer provincianos y establecer el contacto con las
corrientes universalistas que se establecieron definitivamente en las
literaturas hispanoamericanas desde mediados de nuestro siglo. La
encrucijada en la que se encontraban se manifiesta entre otros en el
nombre guaraní de Vya raity, que se dio el
importante grupo de poetas de los años 40 sin que hubiera
seriamente pensado en el uso literario del guaraní.
Con esto siendo tal vez los únicos que habrían
podido salvar la literatura en guaraní los
más capacitados contribuían, probablemente sin
quererlo, a su estancamiento en lo folklórico y cimentaron más
la impermeabilidad entre las dos vertientes de la cultura
nacional.
Naturalmente,
esta marginalidad de la poesía en guaraní es sólo
una manifestación más de la dicotomía y el
desequilibrio que estigmatizan el Paraguay a nivel lingüístico,
cultural y social desde hace más de 400 años. Sería
pedir demasiado a un puñado de poetas, que además casi
no tenían lectores, remediar juntamente con el síntoma
de la diglosia también sus causas múltiples y
entreveradas.
Sin
embargo, sobre todo a partir de los años 80, debido en parte a
causas extraliterarias, se puede constatar un cambio de actitudes.
Surgen poetas jóvenes que se enfrentan al reto de crear textos
líricos modernos y actuales, de escribirlos y publicarlos en
guaraní no pocas veces a riesgo y costo propios ,
esforzándose al mismo tiempo por no traicionar lo que
consideran la médula de la cultura ancestral y mayoritaria del
país. No cabe recordar que este alto precio se ha pagado
muchas veces por la precipitada adaptación de ciertas
innovaciones generadas en otros contextos culturales, aparentemente
más avanzados y vanguardistas.
Para lograr nuestro intento
que consistirá en demostrar los rasgos modernos y poéticamente
innovadores de algunas creaciones líricas recientes en guaraní
será indispensable un breve análisis de la poesía
en guaraní cultivada hasta los años setenta y a la que
se refieren los juicios arriba citados. Pese a afirmaciones
contrarias ha existido una lírica culta desde
finales del siglo pasado. Como el aspecto formal ocupará el
centro de nuestra reflexión sobre la modernidad, nos servirá
también para dar relieve a la tradicionalidad de lo que le
precede.
Con mucho acierto, Roque
Vallejos ha dicho que la literatura paraguaya contiene, pero no
expresa, la realidad nacional. Si es cierto para los
textos en castellano, lo es mucho más para la lírica en
guaraní. Pues, aunque a veces sus contenidos son eminentemente
paraguayos e incluso están llenas de referencias a la cultura
indígena guaraní (p.ej. dentro de la corriente
mundonovista de los años 20), las formas de expresión
pertenecen a la tradición hispánica. Nada más
fácil en la lírica que comprobarlo en base a las
estructuras de la métrica y la rima.
Un
breve repaso de los poemas contenidos en la antología que
acompaña el manual El idioma guaraní del P.
Antonio Guasch (43 textos de unos 20 autores) confirma la
observación de Josefina Pla que la forma de la lírica
en guaraní es netamente española.
Casi todos los textos recurren a la rima asonante o consonante. Como
en la lírica popular española el metro predominante es
el octasílabo; generalmente están compuestos en formas
estróficas de cuatro versos. Lo más original es el uso
frecuente de un verso de 18 sílabas, que se debe a la
musicalización al ritmo de la polcay que es
significativo porque atestigua la relación estrecha que existe
hasta hoy entre los textos poéticos en guaraní y su
realización cantada al son de arpas y guitarras. No faltan
experimentos atrevidos como el metro de 16 sílabas que
encontramos en los versos panegíricos que Sabino Giménez
Ortega ya a principios de los años 80 dedicó
a la gigantesca obra de Itaipu y que intentan reproducir el clásico
hexámetro. Esta poesía también puede ilustrar
cierta corriente de la poesía culta que se empeña en
celebrar temas patrióticos:
Paraguái
ha Brasil, mbaapo jekopytýpe Ojapo
ko tuichaiteve REPRÉSA
Itaipu. Oîgui tekoayhu
tendotakuéra ñeãme Omoguahêma
huãme mbaapo jojahaÿ.
Hyjúi ha
ojeroky oñanihápe
tujáre, Haete ku isãsóva
pe Parana Yguasu Mokõi tetã
oipeju isyry mbaetekuépe ohypýi
vyapavême ogueru koê
pyahu. [...]
|
Paraguay y Brasil
en cooperación construyeron esta gigantesca represa de
Itaipu. Como sus jefes se entendían ya realizaron un
trabajo sin par.
Echan espuma y bailan en
su viejo curso parecido al Gran Agua del libre Paraná, dos
países airean la corriente en un gran trabajo lo
aspergan con la dicha que trae un nuevo amanecer.
|
Huelga decir
que tanto la métrica grecolatina como el cómputo
silábico propio a las lenguas románicas han sido una
especie de cama de Procusto para la lírica en guaraní.
No han contribuido a que se pongan en evidencia las virtudes
estéticas inherentes a este idioma altamente sonoro, cuya
estructura tiene poco en común con las lenguas literariamente
dominantes.
No es éste el lugar
para analizar detalladamente todas las consecuencias que la apertura
política a partir de 1989 trajo consigo para la cultura y la
educación, pero es obvio que ha despejado el camino para la
emancipación del guaraní como lengua de una cultura
autónoma. El hecho más simbólico y significativo
de este cambio es el estatus de lengua cooficial que le confiere la
Constitución de 1992, con los subsiguientes proyectos de
reforma educativa en los cuales el guaraní como materia y como
lengua de la enseñanza adquiere un papel importante.
Aunque
a nivel práctico tales propósitos todavía están
lejos de su plena realización, la literatura en guaraní
se benefició de este viento propicio por lo menos en dos
aspectos: (1) Por la adopción de una grafía
normalizada para los materiales de enseñanza en guaraní,
esta lengua que durante siglos estuvo limitada casi exclusivamente al
uso oral ha entrado definitivamente en el mundo de la escritura;
(2) se estimula y se fomenta la producción y la
publicación de libros de textos en guaraní para usos
didácticos en los cuales la poesía ocupa un lugar
eminente.
Juntamente
con ello se hacen más públicas las voces que defienden
la cultura autóctona de expresión guaraní
ñande reko que en su esencia es popular,
campesina y comunitaria. Hay que valorar esta tendencia
ante el trasfondo de una política que sólo admitía
el uso público del guaraní en contextos claramente
patrióticos o nacionalistas y que lo transformaba en un
instrumento de demagogia al servicio del poder. También ante
el peligro de la pérdida definitiva de los valores de la
cultura tradicional efecto secundario de la anhelada apertura
democrática se viene a estimular el interés por
escribir y publicar en guaraní, ahora desde una postura
más consciente y con cierto afán didáctico, lo
que es (o lo que era) nuestro. Poco sorprende que las formas de
expresión artística se sometan a una radical revisión
y que por primera vez se registren atentamente ciertas experiencias
que ya se habían hecho anteriormente pero que pasaron
desapercibidas.
Si ahora intentamos un breve
inventario de la creación lírica en guaraní de
los últimos quince años, no sobrevaloraremos
la irradiación de una docena de poetas que han publicado sus
creaciones en ediciones modestas, muchas veces costeadas por ellos
mismos, y no nos haremos ilusiones sobre el número de
lectores. La lírica es en sí muchas veces un arte para
iniciados: con mayor derecho esto se puede decir para la poesía
moderna en guaraní. La mayoría de los autores ha optado
por dar a conocer sus trabajos en ediciones bilingües; otros en
cambio rechazan conscientemente construir este puente para llegar
hasta un público más amplio. Es una decisión
comprensible si se mira bien en qué consiste el valor
intrínseco de estas creaciones.
La nueva poesía en
guaraní parece encontrar su camino en el seno del Taller de
Poesía Manuel Ortiz Guerrero, que inicia la
divulgación de sus trabajos con una antología publicada
en 1982 bajo el título Poesía taller. La mayor
parte de los textos está en español, pero al lado del
ya citado Sabino Giménez Ortega se encuentran algunos poemas
de Miguelángel Meza y Ramón R. Silva que ya presentan
prácticamente todos los rasgos formales que nos parecen
característicos de la nueva corriente y que intentaremos
presentar a continuación. A partir de allí
va creciendo el número de publicaciones entre las cuales se
podrían destacar los siguientes nombres y obras:
Ramón R.
Silva Hovere vere 1984 Mario Rubén Álvarez Poesía
itinerante 1984 Ramón R. Silva Tangara
tangara 1985 Miguelángel Meza Ita
haeñoso 1985 Susy Delgado Tesarái
mboyve 1987 Félix de Guarania Tojevy
kuarahy 1989 Wilfrido Acosta Ñahatî 1990 Rudi
Torga Manduarã 1990 Zenón Bogado
Rolón Tojajái 1992 Susy
Delgado Tataypýpe 1992 Modesto Escobar Aquino Ñe'ã
ñe'ê yvoty... 1993
En el libro
de textos en guaraní Ñeêporãhaipyre
(Literatura), un manual editado por Feliciano Acosta y
destinado a la enseñanza escolar, se propone un sistema
genérico bastante aclarador. Según él todos los
títulos mencionados pertenecen al subgénero ñeêpoty
guaranimegua koãgagua (poesía actual en
guaraní) y son diferenciados de los otros subgéneros
ñeêpoty arandupy (poesía culta),
ñeêpoty angapypegua (poesía íntima),
ñeêpoty mombeúva (poesía
narrativa) y ñeêpoty tavarandu rehegua (poesía
folklórica).
II - ¿Qué es la lírica
moderna en guaraní?
Lo que
quedaría por averiguar es si esta poesía actual es
también moderna en un sentido más estricto
y si se la puede situar en el contexto de una poesía de
vanguardia que tiene sus raíces en ciertos autores franceses
de la vuelta de nuestro siglo como por ejemplo Rimbaud y Apollinaire
y que tuvo un desarrollo considerable en Hispanoamérica
ilustrado por las obras de Vicente Huidobro, César Vallejo,
Octavio Paz y muchos otros. Para definir algunos criterios que
justifican hablar de una modernidad calificativo
que ciertamente no merece la poesía culta de las
promociones anteriores me remito a algunos de los conceptos
expuestos por el filólogo alemán Hugo Friedrich en su
análisis de la lírica moderna.
Un término central
para la argumentación de Friedrich es Sprachmagie, la
magia del lenguaje, concepto que ya se encuentra
perfectamente desarrollado en los escritos del poeta romántico
alemán Novalis, y que se refiere al efecto de conjuro que
se adscribe a un cierto ordenamiento del material idiomático.
Él ya formula la visión de unos poemas, nada más
que eufónicos, pero también sin cualquier sentido ni
coherencia; comprensibles a lo sumo algunas estrofas, como meros
fragmentos de las cosas más heteróclitas.
En esta nueva poesía que encuentra sus primeros realizadores
en Rimbaud y Mallarmé, cada palabra se valoriza por sí
misma como tono y sugestión y el verso despliega sus efectos
sonoros como acumulación y secuencia de asonancias y
aliteraciones.Lo que prima ahora son los valores estéticos
del significante, organizados en ritmos y tonalidades. De esto sigue
para la interpretación que la reflexión sobre las
técnicas de la enunciación es más importante que
el recuento de contenidos, temas y motivos.
Ahora bien, entre los textos
en guaraní arriba alistados se nos presenta uno en forma
prototípica que se adecua perfectamente a estos criterios: se
trata del poemario Tangara tangara, publicado por Ramón
R. Silva en 1985. Nos fijaremos en él no sólo
por su aparente modernidad según la concepción
expuesta por Friedrich, sino también porque tiene un carácter
ejemplar y modélico en varios sentidos más.
Como explica un texto
aclaratorio en la tapa del libro, se trata de un intento de recuperar
la esencia idiomática del guaraní: Ramón
Silva [...] se sumerge en las profundidades del idioma guaraní,
entrando en contacto directo con sus propias raíces. El punto
de partida es el mundo indígena donde los sonidos se
convierten en omnipresentes dioses. Se inspira en una danza de
los Mbya, en la cual la función mágica de la palabra
relacionaba al hombre con las fuerzas primigenias. Pero no se trata
de una nueva y anacrónica incursión en lo indigenista
o de una indagación etnográfica; la función
mágica de la palabra hará su efecto sobre
cualquier paraguayo de habla guaraní, incluso sobre el lector
o, mejor, oyente culto que no participa del trasfondo
religioso indígena. Existe ciertamente el enlace con el
carácter sagrado que tiene la palabra en la
cultura indígena guaraní, pero lo que queda de él
es ante todo la sensación de potencia que revela
el material idiomático rítmicamente ordenado. Casi será
imposible sustraérsele, tal vez incluso para quien no sabe
guaraní. De todas formas, la capacidad de saborear
estéticamente estas virtudes de ñane ñeê,
la lengua que tenemos en común llega a crear un
sentimiento de comunidad e identidad que abarca un compromiso ético
social con los dolores de seres hechos a imagen y semejanza de
múltiples angustias, es decir el pueblo
paraguayo guaranihablante de hoy.
Otro argumento para
reflexionar sobre la aparición de una poesía moderna y
auténtica justamente a partir de Tangara tangara es
que, amén de que casi todos los poetas actuales recurren a
técnicas parecidas, su creador ya ha encontrado seguidores
conscientes y explícitos. Lino Trinidad Sanabria incluyó
en su última antología (que no esconde su pretensión
de reunir textos ejemplares) varias poesías del
tipo tangara, que allí se definen de forma algo reducida
como de versos cortos, sin estrofa ni rima, pero con un ritmo
sonoro y uniforme. Una calidad que, en el mismo
contexto, destaca José Valentín Ayala para los textos
de Don Lino es su supuesta pureza, la ausencia de
hispanismos, que también caracteriza los versos de R. Silva.
La irradiación de su forma de poetizar parece llegar hasta los
poemas-recetas de Graciela Martínez publicados últimamente
en el Rincón literario de Ñe-engatu y que se
presentan allí también como muestras del estilo
tangará.
III - Un poema ejemplar: Paraguái
ñeê
Ha llegado
el momento de abandonar la teoría y escuchar un poema de R.
Silva que parece instituir lo que ha llegado a ser un nuevo estilo.
Escogemos uno que desde el título ya hace hincapié en
la relación de lengua e identidad cultural, Paraguái
ñeê:
Paraguay
ñe'ê
Mario
García Siani-pe
Peju,
peju, pejupaite. Jajora ñane ñe'ê
apytî. Taipoty po pu ñanemba'éva. Mborayhu
ysapýpe. jahypýi ñane
ñeê tahoky, topuã tojupi tokakuaa, topave'ÿ máramo
añete.
Jaháke jaháke
jaha. Néike che irû
jaha. Tohóke. Toúke. Tosêke. Toikéke. Toike akói
Paraguái ñe'ê: Guarani guarani
guarani guarani,
guarani guarani.
Jaháke jaháke
jaha. Néike jaha lo
mitã, ñañombyatypa, ñañopytyvõ, jarohory
ñanemba'éva, jagueraha
tavapýre kuaapy, purahéi, temiandu, tetã
jehayhu ha vy'a.
Jaháke jaháke
jaha. Jaha ñamyasãi kogapýpe ñe'ê
poty, ñoha'anga, ñande
reko, arandu, purahéí, mombe'u, morangu, akói
Paraguái ñe'ê, Guarani guarani
guarani guarani guarani guarani.
Jaháke jaháke
jaha. jaha ñamyasãi tetã jehayhu. Jaháke
jaháke jaha. Jaháke jaháke jaha Paraguái
ñe'ê.
|
Lengua
paraguaya
Para
Mario García Siani
Vengan, vengan vengan
todos. Soltemos las cadenas de nuestra lengua. Que
florezcan los sonidos que son nuestros. Con rocío de
amor reguemos nuestra lengua que brote que se
levante, que suba, que crezca, que no acabe más, nunca,
de verdad.
Vámonos vámonos
vamos. adelante, hermano, vamos. Que vaya. Que
venga. Que salga. Que entre ya. Que entre siempre la
lengua paraguaya: Guaraní
guaraní guaraní
guaraní,
guaraní guaraní.
Vámonos vámonos
vamos. adelante, vamos muchachos, juntémonos
todos, ayudémonos mutuamente, gocemos lo que es
nuestro, llevemos por el centro del pueblo el
conocimiento, la canción, la sabiduría, el
amor a nuestro país y la alegría.
Vámonos vámonos
vamos. vamos a extender por los sembrados la poesía, el
teatro, nuestra forma de ser. la sabiduría, la
canción, el cuento, la fábula, siempre la
lengua paraguaya: Guaraní
guaraní guaraní
guaraní,
guaraní guaraní.
Vámonos vámonos
vamos. vamos a extender el amor por la nación. Vámonos
vámonos vamos. Vámonos vámonos
vamos lengua del Paraguay.
|
Un rasgo
formal sobresaliente que identifica este texto tangara es la
estructura monoléxica de la mayoría de los
versos, es decir que son de una sola palabra. Esto contribuye a un
efecto, ya descrito por Bartomeu Melià, que valoriza
sobre todo la propiedad de cada palabra. [...] La palabra guaraní
es tratada por Ramón R. Silva como si cada una contuviera en
sí una imagen y un sentimiento.
De hecho este es un lujo que
se puede permitir el poeta en guaraní, ya que las palabras de
esta lengua aglutinante - raíces provistas de prefijos y
sufijos expresan lo que en otras lenguas exigiría
expresiones más complejas. Pero también se cumple con
esto una especie de precepto poetológico que se formula en el
mismo poema: jajora ñane ñeê apytî,
liberar las palabras de los lazos sintácticos que significaba
la incorporación en los versos largos y retóricos de
los poetas cultos. A partir de aquí se puede
establecer un paralelismo directo con las paroles en liberté,
que reclamaban los vanguardistas franceses e italianos de principios
de nuestro siglo.
Sin dejar el estrato fónico
se nota otro fenómeno relacionado con el anterior; son las
frecuentes aliteraciones y anáforas que lejos de sonar
artificiales se producen como consecuencia de la conjugación
del verbo guaraní. En su función de estructurar el
material fónico suplen la función de la rima.
El ritmo es en guaraní
más importante que en castellano, donde sobre todo el número
regular (o irregular) de sílabas constituye el efecto estético
del estrato fónico. Un esquema rítmico muy
característico del verso monoléxico (y de la palabra
guaraní en general) es el del anapesto que encontramos en el
centro de la 1ª estrofa. En la segunda, en cambio,
domina el anfíbraco. Aquí el uso de este
patrón rítmico, aplicado a verbos de movimiento,
engendra un efecto de imitación acústica del dinamismo.
Se podría hablar de una cinematopeya, que junto a la
onomatopeya es uno de los recursos más importantes de la nueva
poesía en guaraní.
Si damos un salto en nuestro
análisis y pasamos directamente al nivel pragmático, lo
que llama la atención desde el primer verso es el carácter
apelativo de casi todo el poema. Se traduce en el uso casi exclusivo
de formas verbales en imperativo y optativo. Entre ellos se pueden
constatar dos estrategias apelativas: una se dirige a los oyentes y
es marcada por el imperativo de la 2ª persona del plural, y
luego, preponderantemente, por el de la 1ª persona del plural
inclusiva. Es una forma propia del guaraní que por su mero
empleo (y por la implícita oposición a la 1ª
persona exclusiva del plural) asienta las bases de una comunidad que
aquí abarca al hablante juntamente con la colectividad
guaranihablante. Las formas recíprocas ñañombyatypa
y ñañopytyvõ insisten además en el
deber ético de la solidaridad. A nivel semántico estos
imperativos se relacionan precisamente con el deseo de salvar a esta
colectividad que se define por su lengua guaraní, y su cultura
ñande reko , cuyas diversas
manifestaciones literarias son traídas a cuenta en
la 4ª estrofa.
Como segundo recurso
apelativo, que es de los más frecuentes y llamativos en todo
este género de textos, se puede destacar el uso abundante del
optativo de 3ª persona, siempre marcado por los sonoros prefijos
to-, toi-, ta- etc. Un ejemplo esclarecedor es la serie de
buenos deseos para ñane ñeê
que cierra la 1ª estrofa. Le confieren al texto un carácter
profético, de plegaria y conjuro que pone de manifiesto la
raíz indígena de la lengua y la cultura, restableciendo
el vínculo con su trasfondo mágico-religioso.
Después de este breve
esbozo de los principales rasgos formales de un poema tangara
veamos otros ejemplos que presentan aspectos no menos importantes,
pero no tan visibles en Paraguái ñe'ê.
Además de ilustrar lo que acabamos de exponer servirán
también de aproximación al universo temático de
esta literatura.
Avañe'ê
parãrã (Ruidos de la lengua del hombre),
otro texto de Ramón R. Silva, es una muestra de su indagación
en la extraordinaria riqueza fónica del idioma. Transcribimos
sólo el comienzo:
Avañe'ê
parãrã
Guarani. Parãrã
perere. Parãrã. Perere. Piriri. Pilili. Pororo. Purûrû. Pyryrýi. Plíki
plíki. Tumbýky tumbýky. Ple ple.
Guaraníme. Parãrã
perere. Taratata. Perepepe. Piripipi. Tyrytyty. Turundundun
dun dun. Charráu.
Avañe'ê. Parãrã
perere. Lala. Pepe. Popo. Pupu. Tytýí. Kukúi. Túky
túky. Tumbýky tumbýky Fle fle.
|
Ruidos
de la lengua del hombre
Guaraní. Estruendo
latido. Estruendo. Latido. Chisporroteo. [diarrea] Tiroteo. Crujido. Volteos. Torpeza. Trasero
trastumbo. [burbujeo de un líquido espeso]
En guaraní. Estruendo
latido. Retemblor-estrépito. Tableteo-bofeteo. Ametralladora. Arrastre-latido. [cornetín
de asta vacuna]. [agua derramada]
Lengua del
hombre. Estruendo
latido. Columpiarse. Estremecerse. Saltar. Hervir. Latir. Desprenderse. Palpitar. Trasero
trastumbo. Fofo.
|
Este texto
es francamente intraducible, pero despliega gran parte de sus
calidades estéticas incluso en el oído del que no
entiende guaraní. Contrariamente a lo que parece el poema no
es sólo onomatopéyico, porque las cerca de 60 palabras
de que consiste son entendidas por el hablante nativo como lexemas
verbos en su mayoría que se asocian con un ruido o
un movimiento específicos que en algunos casos hemos indicado
entre paréntesis. De ahí que el texto sea un reto a la
imaginación del lector u oyente por lo menos tan serio como lo
sería una acumulación de metáforas en un texto
en castellano.
El ritmo es lo que da
estructura y unidad a las estrofas (de versos monoléxicos
preponderantemente): la primera está conformada por el típico
compás anapéstico, en la segunda domina el de cuatro
sílabas con acento en la última, la tercera es yámbica.
La única frase
en el sentido de una construcción sintáctica más
compleja, la encontramos al final del texto:
Avañeê
oisuu yvy rapo ha oipyte iñeêrã. |
La lengua
del hombre [el idioma guaraní] muerde la raíz de
la tierra y chupa sus futuras palabras. |
Esta imagen
equivale a una reflexión sobre la esencia de la lengua que
pone de manifiesto sus virtudes concretas y materiales.
Se evoca la conjunción íntima que parece existir entre
la lengua y el universo cultural guaraní, al que pertenecen
ciertamente la tierra y todo el mundo vegetal y animal. Hace
comprender lo que significan los textos indígenas recopilados
por León Cadogan bajo el título Yvyra ñeêry
(Del árbol fluye la palabra).
Abundan,
por cierto, los textos que en sí mismos son reflexiones
poetológicas, como Rykey de Miguelángel
Meza, donde el poeta se dirige a la lengua guaraní
como su hermano mayor y donde expresa su disposición
a ser sólo el medio como en un acto de escritura
automática que transmite lo que es inherente y
propio a la lengua:
Rykey... oimérõ
remombeuséva cheko apysánte ha nde
reipotárõ ikatu juru terã kuãapi. Nde
mante vaekue. Nde mante vaerã jey oimehápe
ku reike hypýva koãga opáva nde
apytî. |
Hermano
mayor si hay algo que me quieres contar yo soy todo oídos y
si quieres puedo ser tu boca o tu mano que actúa. Tú
sólo eras. Tú sólo serás de nuevo,
adónde quieras penetrar ahora que han acabado tus
cadenas. |
Podríamos
mencionar muchos ejemplos que con recursos parecidos a los referidos,
pero dejándose guiar por las potencias todavía ocultas
del idioma, pretenden contribuir a una Defensa e ilustración
de la lengua guaraní. Tal es el caso del Maitei
(Saludo) que Modesto Escobar Aquino dirige al gran
poeta en guaraní Rudi Torga:
Nane ñe'ê
guarani porãite, oguerojáva ipýpe ka'aguy
rory ymã ha ñanemo'ãgui-ãguivéva joyke'yteéicha jaikove
haguã, opyryrýi ñane kûguýpe ha
ñane kûguýgui opo
opuã, oñembo'y, oñemombe, opopo,
opuka, ojeroky, oñani, opyta osyry,
osyryry, oñehê, ojehykuavo, hasê, ovy'a, ovevúi,
oveve, oho, ou, ojupi, oguejy, oñemomirî, okevy,
opukavy, opáy, osapukái, ojere, ojera, ojeka,
ipu, osunu, oguyguy, omimbi, overa, ko'êmba. |
Nuestra
lengua guaraní muy hermosa, que trae en sí la
antigua alegría del bosque y nos acerca cada vez
más como si nos pusiéramos uno al lado del
otro para que vivamos, agilidad bajo nuestra lengua y
desde abajo de nuestra lengua se levanta, se pone de pie, se
vuelca, salta, ríe, baila, corre, queda, fluye,
fluye, se derrama, huele bien, llora, se alegra, es
ligera, vuela, va, viene, sube, baja, se
empequeñece, dormita, sonríe, está
despierta, grita, da vueltas, se desata, explota,
suena, truena, retumba, brilla, resplandece, amanece del
todo. |
En todas
estas creaciones se expresa una conciencia o por lo menos una
esperanza de que el guaraní pueda independizarse del
castellano, también llamado karai ñeê o
la lengua del señor, y se implica que esa
emancipación va de mano con la del pueblo que se expresa
tradicionalmente en este idioma. Este deseo se viste de la típica
forma apelativa en el siguiente texto de Félix de Guarania:
¡Anive
peipykua ñeê!
Añandu che
pirî hoysã che
aguije. Kirirî, kyhyje, tekove oñapytî.
¡Mbaépo
ojehu che retã iñeêngu!
¡Anive peipykua
ñeê! Peheja toveve, tohasa, toheka tape, tojoka koê...
¡Anive peipykua
ñeê! Peheja toipyhy
tape, tomaña yvate... ¡Toikoe che
retã rekove!
|
¡Suelten
las ataduras de la lengua!
Siento escalofríos se
enfría mi gracia. Silencio, temor, vida atada.
¡Qué pasa mi
país está mudo!
¡Suelten las
ataduras de la lengua! Dejen
que vuele, pase, busque camino, rompa el
amanecer...
¡Suelten las
ataduras de la lengua! Dejen que haga
camino mire alto... ¡Que viva la gente de mi
país!
|
La síntesis
estéticamente más lograda de la defensa de la
lengua con un profundo respeto por la cultura tradicional
campesina, la combinación sublime de ñane ñeê
y ñande reko en un lenguaje poético
perfectamente actual, se da en la obra de Susy Delgado. Un símbolo
de toda la cultura paraguaya de expresión guaraní es el
tataypy, el lugar donde se enciende y guarda el fuego en la
casa campesina. Esta imagen es omnipresente en la nueva poesía
en guaraní, y Susy Delgado le ha dedicado todo un poemario,
del cual presentamos un breve ejemplo:
12
[Toupáke]
Toupáke chaguélo
ñe'ême oikove jeýva. Toguerúke
hikuái hembiasakue, tomyasãi
tataypýpe, tañanemondýi, tañanemombáy, toñembosarái
ñanendive. Toúke hikuái, toguapy,
topyta, ha mitã toipe'áke
hesa, taipirî, topuka. Taiko'êke mitã
akã ruguápe, ñe'ê. |
[¡Que
vengan todos!]
Que vengan
todos los que han resucitado en la voz del abuelo. Que
traigan sus historias y las desparramen junto al fuego para
que nos asusten, nos desperecen y jueguen con
nosotros. Que vengan, se sienten y se queden y que abran
sus ojos los níños, tengan escalofríos y
rían. Y que amanezca en el fondo de su memoría,
la palabra. |
En la
constitución formal del texto son otra vez muy evidentes las
aliteraciones y los paralelismos que realzan la sonoridad y el ritmo
de la palabra. A nivel del significado se observa como el tataypy
ya no es sólo el lugar del fuego sino también el
asentamiento de la palabra el ayvu rapyta, para hablar
en términos de teología indígena
guaraní. En torno suyo se realizan la comunicación y el
intercambio entre las generaciones en forma de voces y relatos. La
dimensión pragmática tiene una vez más el doble
cariz de invitación y plegaria: convite a la gran familia a
reunirse alrededor del fuego y escuchar la palabra, y oración
porque la palabra no pierda su virtud salvadora entre las futuras
generaciones.
Las facetas temáticas
de los textos que recurren a técnicas que provisional y
heurísticamente hemos resumido bajo la etiqueta del tangara
no se limitan a la reflexión sobre la lengua y la exaltación
del hogar campesino. La pobreza y el problema social, la preocupación
ecológica y cierta conciencia de una catástrofe
inminente, la inquietud espiritual entre el recuerdo del mito
indígena y una tímida esperanza de inspiración
cristiana conforman otras tantas isotopías importantes. Todas
se derivan orgánicamente del descubrimiento de la lengua
guaraní no sólo como expresión y vehículo
de una cultura, sino como símbolo material y concreto de toda
una forma de ser en peligro de extinción. A la lengua sólo
hay que hacerla hablar: ñamoñeêna ñane
ñeê, lo que en guaraní muy
significativamente quiere decir también: sepamos leer
nuestra lengua.
IV - ¿Intertextualidad o
creación espontánea?
Todo lleva a
creer que los poetas en guaraní hayan encontrado la modernidad
en su propia lengua sin inspirarse directamente en las vanguardias
europeas o latinoamericanas. Consiguen una modernización
desde dentro y no por imitación, tal como se lo
recomendó por ejemplo Alejo Carpentier a los escritores
latinoamericanos hace más de 30 años. Para
Carpentier la búsqueda de nuevas formas y contenidos en los
contextos inmediatos era precisamente la única
forma de superar el provincialismo y alcanzar un mayor grado de
universalización. Con la poesía actual en guaraní
tal vez haya venido el momento de poner un pero a tantos augures que
han previsto el inevitable sacrificio del guaraní en aras del
universalismo.
Comparando los textos en
guaraní con el panorama de los más renombrados poetas
paraguayos en castellano, tal como lo reflejan las mejores
antologías, no es tan fácil detectar tales
tendencias de renovación tal vez con excepción
de poetas bilingües como Susy Delgado, Delfina Acosta o Mario
Rubén Álvarez, todos tres integrantes del Taller de
poesía Miguel Ortiz Guerrero. Incluso Jesús
Benítez Villalba, que en su ensayo sobre la Vanguardia
paraguaya se opone a la doctrina del retraso poético,
tiene que reconocer que las estructuras sintácticas quedan
intactas y que el vanguardismo se manifiesta sobre todo al nivel de
los contenidos, especialmente el compromiso social.
Aunque es muy poco probable
que se trate de una influencia, mucho menos de una
imitación, un intento de contextualizar la labor de los poetas
en guaraní a nivel latinoamericano puede sugerir por lo menos
dos puntos de enlace: Uno el más obvio es la
oratura y la literatura actual en lenguas indígenas. En primer
término habría que mencionar los textos míticos
en guaraní tal como han sido publicados desde principios del
siglo por etnólogos como Kurt Nimuendaju Unkel y León
Cadogan. Sobre todo el estilo y también el tema del Ayvu
rapyta son un punto de partida que no se puede pasar por alto.
Ya hemos mencionado la referencia explícita a la cultura
religiosa de los Mbya que acompaña la edición de
Tangara tangara. Pero tampoco habría que perder de
vista la literatura culta en otras lenguas indígenas
de América. Es sorprendente la afinidad con los paraguayos que
encontramos en ciertos textos del poeta maya-kiche guatemalteco
Humberto Akabal, p. ej. en Xirixitem Chikop que suena
como un tapiz sonoro de voces de pájaros (tal la
traducción del título original).
Hay otra corriente innovadora
en cuyas cercanías habría que situar los nuevos líricos
en guaraní y que además entronca con ciertas
vanguardias de primera hora (Mallarmé, Apollinaire, parole
in libertà) que afloran en nuestros textos. Se trata de la
poesía concreta que actualmente parece cultivarse más
en el Brasil que en los países de habla hispana. Al lado de
Haroldo Campos, cuyas creaciones se distinguen por su carácter
lúdico muy notable también en los textos de
Ramón Silva , habría que mencionar al paulista
Philadelpho Menezes. En 1992 presentó una colección de
textos teóricos y ejemplos de Poesia sonora: poéticas
experimentais da voz no século XX, en la cual
cabrían perfectamente muchos poemas del tipo tangara.
Sin
embargo, si convenimos que el regocijo de jugar con palabras y
sonidos es un resorte de la creatividad para los nuevos poetas en
guaraní no hay que ir tan lejos. Al respecto es explícita
la definición de poesía que da Feliciano
Acosta en su manual de literatura en guaraní: Hacer
poesía, dice, es jugar con palabras
combinándolas por su sonido, su ritmo y su significado.Y
a cualquier paraguayo que no ha perdido totalmente su arraigo en la
cultura popular campesina el tangara de Ramón Silva le
recordará ciertos versos y adivinanzas del folklore
infantil.No será por casualidad que casi todos los
textos en este estilo que Lino Trinidad Sanabria publica en Taruma
poty podrían adscribirse al género de poesía
infantil y tienen por tema ciertos juegos de niños, como los
versillos del trompo, Yvyrapyryrÿi:
[...] ¡Cháke
ou Chavolái! Ñañañíke che
irû, jahapa lo
mitã yvytu ñaikytî, jaiguyru kuarahy hakuvéva
asaje. Ñañañi, ñaikytî
yvytu. Jahapa lo mitã. |
[...] ¡Cuidado
que viene Chavolái! Corramos, mi amigo, vámonos
todos, muchachos, el viento cortamos, pongámonos al
sol que es más caliente a mediodía. Corramos, cortemos
el viento. Vámonos todos, muchachos. |
En el libro
de textos escolares de Feliciano Acosta aparece un poema del propio
Ramón R. Silva como ejemplo de poesía
folklórica Koréko,
nombre de un juego de escondite , aunque obviamente se trata de
nada menos que una elaboración artística de un tema
popular. Con esto se evidencian las raíces folklóricas,
la congruencia con ñande reko, que no pierden estas
creaciones poéticas aun cuando enfocan temas serios y
existenciales.
V - Ñande reko como
utopía poética
En realidad,
si se hace abstracción de los textos juveniles, la nueva
poesía en guaraní es un arte limitado a un círculo
de entusiastas de la lengua guaraní. Si la poesía en sí
ya tiene pocos lectores y adeptos, ésta tiene menos aún.
A esto se suman en cierta contradicción al compromiso
con la cultura de los campesinos y los pobres un purismo
lingüístico y el uso de abundantes neologismos que
dificultan más el acceso a este universo poético. De
tal forma la nueva poesía culta constituye un contrapeso a la
literatura lingüísticamente más realista en
jopara, aquella anárquica mezcla de guaraní y
español. No hay que olvidar que esa otra corriente, con su
semblante contaminado, también ya se ha impuesto
como un instrumento literario válido para expresar ciertos
aspectos de la realidad paraguaya.
Quizás sea
precisamente la conciencia y la aceptación de una audiencia
restringida lo que ha dado nuevas alas a la imaginación
creadora. En una buena tradición vanguardista los poetas no se
hacen esclavos de los realismos que siempre han acechado a la poesía,
estéticos, culturales o políticos. El modo optativo que
prevalece en muchos de sus textos es una señal de que conciben
el espacio poético como una utopía: algo que todavía
no tiene lugar. Al mismo tiempo puede ser reto y modelo para unos
pocos y en el peor de los casos siempre un lugar donde
se reserva y conserva ñane ñeê,
nuestra lengua como esencia de nuestra manera de
ser. Allí donde no son maestros o profesores, pudiendo
disfrutar de los canales educativos para conquistar y sensibilizar
oídos, se contentan con el papel de ser profetas de una selva
que se está transformando en desierto y ¿cuándo
se ha escuchado al profeta en su propia tierra?
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