Carta abierta – Preocupación por el avañe’ê / guaraní

Dolor lingüístico, desarrollo y patriotismo.

de JOAN MOLES (Barcelona)

Mba'éichapa pende pyhareve / Buenos días:

Escucho diariamente emisoras de Tetâ Paraguái / República del Paraguay y “hojeo” la prensa paraguaya on-line. Desde mi distancia y desde mi ignorancia se percibe claramente que Paraguái / Paraguy es un país dividido, fracturado. Con dos sociedades que no se entienden.

Una es la sociedad rica y urbana de Paraguay-Asunción -y otras ciudades- que se expresa en castellano. La otra la sociedad pobre y empobrecida de todo el país que se expresa en avañe’ê.

La sociedad rica de Paraguay-Asunción tiene las mismas preocupaciones y los mismos gustos que cualquier sociedad rica europea o la sociedad estadounidense: cosmética, salud, cirugía estética, viajes, gastronomía, “nueva religiosidad”, coches, internet,  ocio, nutrición, psicología, artesanía, decoración, fútbol, deportes .... y todo esto a pesar que vive en un país pobre con enormes y terribles desigualdades sociales.

Para esta sociedad rica los referentes son Madrid y Washington y en menor medida América Latina. Esta clase rica se expresa únicamente en castellano. Las referencias a modismos del castellano, al diccionario de la RAE, a la correcta pronunciación de palabras en castellano e incluso en francés e inglés, el lamento por  la pérdida de vocablos castellanoparaguayos barridos por las “novelas” televisivas es constante. Constante. Nunca, pero, ni una palabra para el avañe’ê. La vida política, económica -en sus múltiples facetas- y cultural está monopolizada por esta clase dirigente que sólo se expresa en castellano. Una clase que lamenta la influencia del portugués (y sus hablantes ...) en amplias zonas del país y lo hace ondeando la bandera ... del castellano. Nunca con la bandera del avañe’ê, la lengua paraguaya por definición, por antonomasia. La primera. Nunca.

La sociedad pobre y empobrecida del Paraguái que se expresa en avañe’ê es como si no existiese, y de hecho “no existe”, a pesar que es la mayoría abrumadora de la población. En las emisoras de radio el avañe’ê es la “lengua evanescente”, la “lengua de la madrugada”, la lengua que se habla, a hurtadillas, a escondidas, a primera hora de la mañana y que luego desaparece para no volver a aparecer hasta la próxima madrugada ... cuando “nadie” puede escucharla y cuando no se habla de “cosas serias”. Porqué el avañe’ê sirve para la música, para el folklore, para la religión y para que los campesinos se “desahoguen” explicando “sus cosas”. ¡Y qué decir de la prensa! Ningún periódico en avañe’ê y el espacio para la lengua, nulo. Y cuando se usa el avañe’ê se usa sin ninguna voluntad de prestigiarlo. Se usa el peor modelo posible de lengua; para el avañe’ê es como si no existiesen diccionarios ni gramáticas, ni pronunciaciones correctas. Ni nada. Nunca los locutores o los periodistas se atreverían a hacer algo así con el castellano.

Dos sociedades que viven juntas pero que no se entienden. La sociedad rica que sólo habla castellano -denominémosla “criolla” pues está formada por descendiente de las grandes familias “coloniales” y hornadas antiguas y modernas de extranjeros que inmigraron al Paraguái-, representa el  8% de la población (411.780 personas) de la nación. Esta sociedad rica quiere que el 86 % de la población nacional (4.451.230 personas) que habla avañe’ê como primera o segunda lengua renuncie a su lengua y su identidad y asuma, como han hecho ellos, porqué ya lo tenían, el castellano como única lengua. A veces sus palabras, siempre y en toda ocasión sus obras, explicitan esta dura voluntad “linguicida”.

¡Es el mundo al revés! Una minoría lingüística que quiere imponer su modelo al resto de la nación. Estamos todavía en el modelo colonial. No hemos aprendido nada. Nada. ¿Qué les parecería que los  hablantes de árabe que viven en España quisiesen imponer, hoy o dentro de veinte años, el árabe -lengua con millones de hablantes y lengua de cultura- como única lengua de España? O ¿qué les parecería que los pocos hablantes de inglés de Puerto Rico o de Gibraltar quisiesen imponer el inglés como única lengua del Estado Libre Asociado o de España?

De nada sirven las grandes declaraciones del Gobierno Paraguayo y de la sociedad “criolla” a favor del avañe’ê si éstas no van acompañadas de obras. De acciones concretas. Son grandes y ampulosas declaraciones para limpiar conciencias, para no asumir y no pensar su responsabilidad en el genocidio cultural (social y económico) de la nación paraguaya de expresión avañe’ê. Son declaraciones para la galería. Son declaraciones de falso ofendido; alguien que se ofende cuando se le recuerda que en realidad pertenece a una minoría en el país. Una minoría  que no hace nada por la identidad cultural y lingüística de la mayoría. “¡Yo soy más paraguayo que nadie. Y amo a mi país más que nadie!” exclaman vociferando y rojos de ira. “Pero usted no habla la lengua de la mayoría de los paraguayos”. No hay respuesta. No hay respuesta posible. Hipocresía pura. Nada más. ¿Cómo puedo ser más alemán que nadie y no hablar alemán? No lo entiendo.  Mientras tanto el economista, el ingeniero, la senadora, la locutora, el intendente, el comentarista, el médico, la psicóloga, el veterinario, el inspector de policía, el académico hablan sólo en castellano.

La lucha por la dignidad del avañe’ê y por su real oficialización y por su conversión en la lengua nacional del Estado paraguayo, no es algo gratuito, ni un capricho. Ni es una rareza en el mundo. Ni mucho menos. No. En ello les va el desarrollo económico del país, el mantenimiento de la identidad nacional, el fortalecimiento democrático y la superación de las desigualdades sociales.

La sociedad pobre y empobrecida de Tetâ Paraguái sólo tiene la lengua: el avañe’ê. Nada más. No le han dejado nada más. Si incluso le arrebatan y le niegan la lengua ¿cómo pueden esperar que esta sociedad pueda contribuir al desarrollo del país? ¿Cómo? Explíquenmelo.

Viajen por todo el mundo, y no solo por el mundo rico haciendo turismo y “shopping”, y observen qué ha pasado con las sociedades que han sido privadas de su lengua y de su identidad. El estado de postración moral, social y económico que encontraran es terrible. En Europa, en África, en América, en Australia, en Asia verán lo mismo, las comunidades que han sido privadas y negadas en su identidad no han sido capaces de participar y contribuir al desarrollo y al crecimiento propio y nacional: pobreza, desestructuración  familiar, violencia y en algunos casos violencia política,  toxicopatologías, autoodio (el que les han inculcado desde fuera las clases “criollas” locales), etc. Un cuadro dantesco que se reproduce y se perpetua en el tiempo.

Los “criollos” paraguayos están generando este tipo de cosas en la sociedad paraguaya aunque no quieran verlo y lo nieguen obstinadamente. Aferrados a la bandera de la Patria y al eslogan del “desarrollo patrio” están conduciendo la política más antipatriótico y antiparaguaya de todas.

¿Por qué no intentan ponerse los hablantes de castellano, puro castellano, en la piel de los “otros” y experimentan que es ser negado? Eres “nada”, no hablas como las personas, tu lengua es “nada”, lo que hablas es “nada”, nada puedes expresar con tu “nada”, tu “nada” no es moderno, tu “nada” merece ser nada. Tu eres “nada”.Tu eres “nada”. Tu eres “nada”. Solo falta escupir. ¿Cómo puede alguien que recibe de forma implícita y explicita este mensaje todos los días de su vida, de la cuna al camposanto sentir y expresar amor, tener confianza en si mismo o  participar de forma productiva en la sociedad?

Los “criollos” paraguayos con su actitud están arruinando el capital humano del país. Están aniquilando, minando, dinamitando, asesinado la confianza en ella misma de la mayoría de la población.  Están acabando con lo mejor de Paraguái. Y un país es su capital humano. Sin él nada puede hacerse. Nada es. ¿Quién les va a pedir responsabilidades?

Los “criollos” paraguayos han intentado desarrollar Tetâ Paraguái en castellano durante quinientos años y no lo han conseguido. ¿Por qué no lo intentamos, todos, ahora en avañe’ê? El avañe’ê llega a toda la población, a esa población negada socialmente, económicamente y políticamente hasta ahora. “Déjenme participar con mi lengua y en mi lengua. En mi lengua todo lo entiendo y todo lo puedo. Enséñenme en mi lengua porqué en mi lengua todo lo aprendo. Usen mi lengua en la administración, en la televisión, en la escuela, en el hospital para que me los sienta míos. Soy paraguayo quiero que mi Estado me reconozca y quiero reconocerme en el Estado paraguayo”.

Un exiguo 8% de paraguayos deberían aprender avañe’ê para permitir que el país se desarrollase para todos. Para todos. El precio les parece tan desorbitado a esa minoría que prefieren que el país se hunda en la miseria y la desestructuración antes que aprender y hacer propia una lengua que consideran “nada”. A lo mejor consideran “nada” al resto de paraguayos. A lo mejor es este el problema. ¿Dónde está la justicia?

Se puede matar una lengua, seguro. Pero el proceso es tan lento y el rescoldo arde durante tanto tiempo y la violencia psicológica e ideológica aplicada para perpetrar un genocidio de esta magnitud es tan inmensa -como es en el caso de los “criollos” paraguayos” con el avañe’ê-  que las secuelas para la vida nacional se perpetúan durante décadas y generaciones enteras en forma de desestructuración nacional. El dolor, el desprecio, la negación quedar gravados en la memoria colectiva. Después de matar la lengua queda el desprecio por “el diferente”. En América Latina “el diferente” es el americano. El primer propietario del continente. ¿Y cómo se hace desaparecer al “diferente”? Privado de su propia identidad ¿qué le queda al “diferente” para resistir al desprecio y a la discriminación que persiste por parte de los “criollos”?

Un nación reconciliada con su lengua y con su identidad permitiría la efectiva participación de todos. Todos podrían participar, contribuir y exigir. Exigir sus derechos y contribuir con sus obligaciones y esto redundaría en la calidad de la joven democracia paraguaya. Y permitiría dos cosas más, la movilidad social ascendente (progresar socialmente) y la igualdad entre los paraguayos. Las democracias más sólidas y justas del mundo son en las que las diferencias sociales están muy atenuadas y en las que los individuos tienen posibilidades reales de progresar y participar del progreso. Yo deseo ambas cosas para Tetâ Paraguái. Deseo que la clase dirigente paraguaya  quiera lo mismo.

¿Y qué pasa con el castellano? Vivan en avañe’ê, aprendan en avañe’ê, funcionan nacionalmente en avañe’ê, la lengua de la nación, la lengua de todos y hagan al mismo tiempo que todos los paraguayos aprendan el castellano y el inglés y otras lenguas. Pero recuerden y sepan que ustedes son paraguayos, no son castellanos ni ingleses. Su identidad en el mundo se la da el avañe’ê. Las demás lenguas son instrumentos a los cuáles, en ningún caso, deben de renunciar.

Sean patriotas, para todos los paraguayos.

Aguyjevete peême / Muchas gracias.

Joan Moles
Barcelona
Cataluña – España – Unión Europea

 


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Última actualización: 28.09.2006 00:17