Carlos Miguel Giménez


Nació en Pilar, capital del Ñe'êmbuku, el 5 de julio de 1914.

Fueron sus padres Felicia Giménez y Carlos Baeckbusch.

Desde niño vivió sumergido en "la selva musical de la palabra" y adquirió un admirable conocirniento de la gramática, distinguiéndose como discípulo del profesor Delfín Chamorro.

Al trasladar esta virtud al manejo del lenguaje de la poesía, consigue producir piezas de inmaculada belleza — sonoras, vibrantes, con el verbo dinámico y los adjetivos precisos.

El alma bullía en el ser del infante poeta y, con su peculiar rebeldía, supo expresar verdades que anidaron en el alma del pueblo, aún al precio de ser confinado a Peña Hermosa, donde preso, fundó una escuela y enseñó al indio el camino del alfabeto que aleja la ignorancia y libera del analfabetismo.

Desde ese encierro injusto, soñó con una patria distinta, "sin murallas para el pensamiento, libre como el viento, sin miedo a metrallas..." y escribió los versos de Mi Patria soñada, vigoroso alegato por las libertades del Hombre.

Carlos Miguel Giménez decía su verdad con amor. Su palabra exaltaba la belleza de la mujer, pilarense o serrana, y la misma palabra, viril y tajante, denunciaba la injusticia de una "prisión de esmeralda". Además, la misma elegancia que vertían sus versos castellanos, identificaban su producción en guaraní — castizos, depurados, libres de todo barbarismo, en su estado natural, agrestes y dulces, expresivos y vivaces.

Una gran mayoría de su producción literaria tiene música, la más con Agustín Barboza y Emilio Bobadilla Cáceres, pero Ruinas de Humaitá y Mater Dolorosa, no musicalizadas, son igualmente joyas de la poesía paraguaya.

En sus últimos años, soportó la indigencia y la ceguera con una dignidad admirable, y murió el 29 de agosto de 1970 en Asunción, a la que llamara "la luminaria de causas libertarias". Dario Gómez Serrato, al dibujar con la palabra el perfil de su compañero de sueños y de causa, dijo de Carlos Miguel "...quién es ese poeta de rostro duro y suave / como tallado a golpes de martillo y de flor / que ruge como un tigre, que canta como un ave / hambriento de justicia y borracho de amor..."

Inmortalizan la memoria del poeta pilarense los versos de las canciones Alma vibrante, Ángel de la Sierra, Alondra Feliz, Mi Patria Soñada, Okarayguami Akã Sa'yju, Flor de Pilar, En mi prisión de Esmeralda, Sobre el Corazón de mi Guitarra, entre muchas otras.


Esta página fue elaborada por Wolf Lustig (lustig@mzdmza.zdv.uni-mainz.de).
Agradecemos la amable colaboración de Duilio S. Núñez P. .
Última actualización: 29.05.96.


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Última actualización: 28.09.2006 00:17