Despierta, mi Angelina, fragancia de azucena
luséro ya osêma nde resáicha ojajái.
Na epu'ãna ehechami, ko yvága omimbipáva
ha dema ñane enkantáva, che jazmín
del Paraguay.
Despierta, mi Angelina, aquí en tu ventana
péina guyra kampána ne rokême ojeroky.
Ha ijykére mainumby, clavelina ijurúpe,
purahéi musikapúpe ne mombáy,
che Tupasy.
Despierta, mi Angelina, ya llega el Dios del día.
epu'ãna vida mía, reikuaárõ
mborayhu,
ne maiteígui rohayhu, nderehe mante apensáva,
opa che képe rohecháva, porque
rohechaga'u.
Despierta, mi Angelina, palomita mensajera,
che araháta ko nde réra, nichomíme
añongatu.
Anohê haguã ahetû, ndavy'áirõ
sapy'ánte,
adiós, lucero brillante, siempre reina, rohayhu. |
Despierta, mi Angelina, fragancia de azucena,
el lucero ya salió a brillar como tus
ojos.
Levántate y mira ese cielo todo brillante
que tanto nos encanta, mi jazmín del Paraguay.
Despierta, mi Angelina, aquí en tu ventana
baila el pájaro campana.
Y a su lado un picaflor, con una clavelina en
la boca,
al son de la música te despierta, mi Virgencita.
Despierta, mi Angelina, ya llega el Dios del día.
Levántate, vida mía, si sabes que
te quiero.
Por tu gracia te amo, sólo en ti pienso,
te veo en todos mis sueños, porque te
añoro.
Despierta, mi Angelina, palomita mensajera,
voy a llevar tu nombre a guardarlo en un nicho,
y lo saco a besarlo, si de repente no me hallo.
Adiós, lucero brillante, siempre mi reina,
te quiero. |