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Maneco Galeano
Qué
tiene la
música de Maneco Galeano
que convoca y conmueve por igual a
las distintas generaciones, que está por encima de las modas y los efectos del
márketing discográfico, que constituye casi siempre un hecho cultural
renovado? Al
cumplirse en diciembre (99)
los 19 años de su temprana y sentida desaparición,
con los
esfuerzos de
su infatigable
hermano José Antonio Galeano
y de un grupo de amigos artistas están sacando a luz el
disco compacto
"Maneco Galeano por él mismo", que reúne unas 20 canciones
y poemas
interpretados personalmente
por Maneco, en una grabación de
carácter prácticamente
artesanal pero de gran valor
testimonial, pues
acerca a
sus muchos
admiradores que
no lo conocieron personalmente,
algunas facetas
poco reveladas
de su personalidad y su dimensión artística. De esta manera,
Maneco Galeano
vuelve a cantar otra vez. Su
voz renace gracias
a l a tecnología digital y reafirma su vigencia como uno
de los últimos grandes creadores que han surgido en el ámbito de la música
popular del Paraguay. Una obra esencial
Nacido en
Puerto Pinasco, Alto Paraguay, el 13 de mayo de 1945, Félix Roberto Galeano
pasará a llamarse siempre Maneco, desde el momento en que sus canciones
empiezan a
escucharse en
los festivales
universitarios de la década del 70. En
poco tiempo,
canciones como "Despertar", "Soy de la Chacarita",
"La chuchi", "Dos trocitos de madera", adquieren una gran
popularidad y se convierten en los referentes de un creciente movimiento
musical, que pasará a ser conocido como el Nuevo Cancionero Popular Paraguayo.
Para comprender
mejor su significación hay que entender el contexto socio-cultural
y político
en el
que irrumpe la labor creativa de Maneco Galeano. A partir de los años 70
se podría decir que el folkore paraguayo está prácticamente
estancado. Muchos de los
grandes creadores que habían dado brillo
universal, como
José Asunción
Flores, Félix
Pérez Cardozo, Teodoro S. Mongelós, Herminio Giménez, Emiliano R. Fernández
... ya
habían fallecido o se
encontraban en la última etapa de sus carreras, algunos, perseguidos
y exiliados
,censurados y
escarnecidos. Las
grandes polcas
y guaranias seguían siendo
las mismas desde hace tiempo. El
folklore vivía de su propia gloria pasada. En
este cuadro, reforzado por la opresiva situación de la dictadura, las
canciones de
Maneco Galeano
aparecen como
un fresco viento renovador, con
letras que contenían propuestas a veces satíricas
e irreverentes, a
veces profundamente
críticas y contestatarias,
a veces románticas
y muy nostálgicas, pero
siempre muy ligadas a los sentimientos de
la gente. Con un lenguaje generalmente sencillo pero trabajadamente poético. Cerca de la gente
Desde
entonces hasta
hoy, el
fenómeno ha
sido el
mismo. Identificación. Las canciones
de Maneco Galeano se han
convertido en un símbolo de muchas cosas.
Por ejemplo,
es imposible
escuchar "
Soy de la Chacarita"
sin pensar en la dura y
afligente realidad que viven los pobladores
suburbanos de
las zonas inundables, los
habitantes del cinturón de pobreza
que rodea a Asunción. Pero lo
valioso es que el artista eso
lo consigue sin haber tenido que recurrir a la denuncia panfletaria de la
llamada "Canción de protesta". Por
el contrario, Soy de la
Chacarita habla de la trágica situación con
una gran belleza poética y un fuerte acento de esperanza. Quizás por
eso la
dictadura nunca
la pudo prohibir, aunque
ganas no le faltaron. Algo
parecido sucede
con "Despertar",
quizás la
canción más internacional de Maneco,
que ha
sido grabada
por grandes intérpretes
internacionales como Mercedes Sosa o el Grupo OPUS 4 de Argentina. Ningún
festival de música popular hoy puede concluir sin que se cante
"Despertar", con los
artistas en el escenario, con el público de pie coreando
cada estrofa con un fervor
que ya quisieran los autores de nuestro Himno
Nacional. Es un rito que trasciende el hecho puramente artístico y convoca
a los
sueños del
cambio social, de un país diferente y de una América liberada. En
los mismos
términos, se podría decir
que la Navidad paraguaya tiene sones inconfundibles
de "Dos trocitos de madera" y "Cigarra, tonta
cigarra". Que la visión de la alta Sociedad paraguaya
siempre será satírica e
irrespetuosa, desde que existen "La
chuchi" o "El ejecutivo". O
que no
se pueda pensar en una tradicional fiesta de San Juan sin escuchar
"San si Juan no que si" con los sones de la banda coyguá de
Alejandro Cubilla,
en donde la poesía de Maneco alcanza dimensiones casi
metafísicas al decir "mi patria simple como una flor, estalla y se
hace luz,
o que la vida cruza sobre el tizón, sin quemarse los
pies". |
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